lunes, noviembre 28, 2005

Cosas que he callado VII...

Dormida.

No importa que tus ojos se hayan cerrado
ni que sea de madrugada y que sea yo quien vigile tus noches
entre lo oscuro del cuarto, desde mi cama y entre tus sueños.

Has dejado la ventana abierta,
juro estar acariciando tu espalda desnuda
pero sé que el reflejo de la luna lo hace en mi lugar.

Sé que no tienes ganas ni de escucharme,
aun así canto para ti las canciones que te gustan,
me imagino que esbozas una pequeña sonrisa oyendo mi voz.

Recorro la totalidad de tus piernas firmes y largas
sobre la sabana que cubre tu hermoso cuerpo,
ahora pienso que soy yo el protagonista de tu sueño.

Escribo sobre tu piel blanca mi nombre junto a un “no me olvides”,
es una buena forma para quedarme junto a ti
al día siguiente que decidas irte.

No me canso de contemplarte apenas respirando
con la luz de la luna dibujando tu silueta entre la noche,
así, sin que quiera hacer mío de nuevo tu cuerpo.

Ahora soy yo quien escucha tu voz inundando mis oídos,
sintiendo tus manos recorrer mi cuerpo,
abrazada a mi y cantándome despacito y al oído.

Imagino que seré yo quien amanezca contigo,
acariciando tu espalda y rozando mis piernas con las tuyas,
despertarte despacito y a mi lado.

Johnny.
Noviembre 28, 2005.

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