Cosas que he callado IV...
Julieta.
Era imposible apartar la vista de esas hermosas y bien torneadas piernas blancas, su atuendo dejaba ver lo perfecta simetría de su cuerpo, su ajustada blusa marcaba unos senos finamente moldeados, bellos, mujer deseable para cualquier hombre dentro de ese bar. Su rostro tenia líneas tan finas y definidas que parecía ser una muñeca, sus ojos estaban resguardados por unas gafas pequeñas de aumento, la hacia ver más interesante para cualquiera. Esa noche no me arme de valor para abordarla, ¿qué podía decirle a tan perfecta mujer?. Los días pasaron, lentamente volví a recordar cada parte de su voluptuoso cuerpo, imaginándome recorriéndolo lentamente con mis manos, probando palmo a palmo la totalidad de su cuerpo, hablándole con la boca pero desde el corazón, bajarle la luna y las estrellas con cada palabra perfumada, sentir su sola presencia.
Volví días después a ese bar, pedí una copa y me dispuse a esperar que apareciera. Las zapatillas la hacia ver mas alta de lo normal, pero le hacían resaltar su figura. De inmediato quite esa minifalda negra y su blusa blanca. La desnude en mi mente. La bese en mi mente. Arto de tantos alucines con ella, y perdiendo miedo me dispuse a abordarla. Me llene de valor, de coraje, de hombría y de sortilegios con tal de conquistarla. Le pregunte su nombre. Supe hasta entonces que se llamaba Julieta y que estudiaba en la universidad del estado. Que tenia 24 años y que rentaba un cuarto con tres amigas compañeras suyas de la facultad. Que aun le faltaban dos años para terminar su carrera y que padecía de insomnio. Que tenia un perro al cual sacaba a pasear en las mañanas. Que hacía tres meses que no tenía novio. Que le gustaba el Rock y que le gustaba leer, aunque no lo hacia seguido debido al trabajo y a las clases de la universidad. Que estaba harta de la rutina y que pensaba tener dos hijos estando casada con el hombre de sus sueños. Su voz era fresca, sus ojos pequeños y verdes, su boca roja invitaba a ser besada, su sonrisa cautivaba, su mirada me mataba.
Tomamos varias copas. Después de cuatro horas de charla amena y de uno que otro chiste, accedió a acompañarme. Sucumbimos a la pasión reprimida en los dos, terminamos cuerpo a cuerpo, sudando, recorriéndonos de arriba a abajo, no dejando caer ninguna migaja entre los dos, sintiendo la exquisitez de sus bien torneadas y perfectas piernas rodeando mi cintura, sintiendo lo terso de sus bellos senos, extasiado por el sabor de sus labios, gozando la desnudes y el calor de su cuerpo, disfrutando cada centavo que por ella había pagado...
Johnny.
Agosto 23, 2005.
Era imposible apartar la vista de esas hermosas y bien torneadas piernas blancas, su atuendo dejaba ver lo perfecta simetría de su cuerpo, su ajustada blusa marcaba unos senos finamente moldeados, bellos, mujer deseable para cualquier hombre dentro de ese bar. Su rostro tenia líneas tan finas y definidas que parecía ser una muñeca, sus ojos estaban resguardados por unas gafas pequeñas de aumento, la hacia ver más interesante para cualquiera. Esa noche no me arme de valor para abordarla, ¿qué podía decirle a tan perfecta mujer?. Los días pasaron, lentamente volví a recordar cada parte de su voluptuoso cuerpo, imaginándome recorriéndolo lentamente con mis manos, probando palmo a palmo la totalidad de su cuerpo, hablándole con la boca pero desde el corazón, bajarle la luna y las estrellas con cada palabra perfumada, sentir su sola presencia.
Volví días después a ese bar, pedí una copa y me dispuse a esperar que apareciera. Las zapatillas la hacia ver mas alta de lo normal, pero le hacían resaltar su figura. De inmediato quite esa minifalda negra y su blusa blanca. La desnude en mi mente. La bese en mi mente. Arto de tantos alucines con ella, y perdiendo miedo me dispuse a abordarla. Me llene de valor, de coraje, de hombría y de sortilegios con tal de conquistarla. Le pregunte su nombre. Supe hasta entonces que se llamaba Julieta y que estudiaba en la universidad del estado. Que tenia 24 años y que rentaba un cuarto con tres amigas compañeras suyas de la facultad. Que aun le faltaban dos años para terminar su carrera y que padecía de insomnio. Que tenia un perro al cual sacaba a pasear en las mañanas. Que hacía tres meses que no tenía novio. Que le gustaba el Rock y que le gustaba leer, aunque no lo hacia seguido debido al trabajo y a las clases de la universidad. Que estaba harta de la rutina y que pensaba tener dos hijos estando casada con el hombre de sus sueños. Su voz era fresca, sus ojos pequeños y verdes, su boca roja invitaba a ser besada, su sonrisa cautivaba, su mirada me mataba.
Tomamos varias copas. Después de cuatro horas de charla amena y de uno que otro chiste, accedió a acompañarme. Sucumbimos a la pasión reprimida en los dos, terminamos cuerpo a cuerpo, sudando, recorriéndonos de arriba a abajo, no dejando caer ninguna migaja entre los dos, sintiendo la exquisitez de sus bien torneadas y perfectas piernas rodeando mi cintura, sintiendo lo terso de sus bellos senos, extasiado por el sabor de sus labios, gozando la desnudes y el calor de su cuerpo, disfrutando cada centavo que por ella había pagado...
Johnny.
Agosto 23, 2005.