Cosas que he callado XVI...
De un concierto.
Abrázame, que esta noche no consigo,
Dejar de temblar de frió,
Que ya basta del castigo,
De estar sin tu corazón.
Balcazar.
Bastó una botella de vino tinto para empezar una noche mágica. El lugar a media luz. La compañía inmejorable. La música bastante buena. El cantante excelente. Desde hacia mas o menos tres meses que sabíamos que se presentaría Edgar Oceransky en Cuernavaca y que daría un concierto, justo el primer día del ultimo mes. El primer concierto de este trovo al que acudimos en Cuernavaca había sido en septiembre y no se presento solo, sino con un trovo sinaloense (me parece) y uno local, y con un chorero jarocho chingón. En cuanto supe que volvería a Cuernavaca, pensé, le di vuelta una y otra vez a mi plan de decirle (otra vez) que se quedara conmigo. Yo iría de saco y sin corbata, claro. Pantalón de mezclilla. Zapato sin calcetín. Casual.
No sabia si hincarme a mitad de la canción, pararme e interrumpir el concierto haciéndome notar, pedirle al trovo nuestra canción (creo que si es nuestra o no cielo??) con la que seguramente la mayoría diría un “aaahh” en tono de burla, posiblemente llevaría algún regalo, posiblemente esa misma noche no hubiera regresado a su casa, pues su hermana menor me había concedido su mano en nombre y representación de su madre, todo con la idea de quedarse con lo que seria su nueva habitación, mas grande, con mucho mas espacio para su ropa, y sin la necesidad de dormir en compañía de su otra hermana.
Llevó su disco para que lo firmara el trovo de puño y letra. En cada choro que servia de intermedio entre canción y canción, pensaba si aventarme al ruedo, interrumpir la presentación, tomar el micrófono, y pedirle ahí mismo, que fuera de nueva cuenta, el que pudiera tomar de la mano, quien pudiera tener entre mis brazos, el que probara de nuevo sus labios y robarles un poco de aliento, quedarme con su delicioso olor después de perderme en su cuello, caminar tomados de la mano, y porque no, robármela de una buena vez. Aunque no tuviera un caballo blanco para robármela. Aunque no le soy muy agradable que digamos a su padre. Aunque por mucho tiempo fui “el traidor” para su madre. No fue para nada sencillo el conseguir de nueva cuenta su venia para pretender a su hija.
Ahora, después de ese concierto, de mi cumpleaños, del suyo, de constantes peleas que terminan afortunadamente con besos y abrazos antes de irme, de idas a comer, al cine, a cenar, al cine otra vez, de conciertos, de bares, de sus amigas y mis amigos, de llamadas a la media noche solo para decirle que no la quiero, sino que la adoro, de sentarnos en la banqueta y mirar como llueve, de películas chipilonas tirados en mi barra, de comida china que debo ir por ella cuando tiene hambre, de tilza, de sus hermanas, de su madre que mas que novio de su hija me toma como técnico de sus computadoras, de sus enojos pues no llego a tiempo, de sus jalones de orejas, de sus zapatillas que compre y que aun debo, aun después de todo esto y muchas cosas mas que hemos pasado, sigo pensando, como hacerle para interrumpir el concierto al que pensamos asistir el próximo mes de noviembre, total. Donde firmo?
Johnny.
Septiembre 7. 2007.
Abrázame, que esta noche no consigo,
Dejar de temblar de frió,
Que ya basta del castigo,
De estar sin tu corazón.
Balcazar.
Bastó una botella de vino tinto para empezar una noche mágica. El lugar a media luz. La compañía inmejorable. La música bastante buena. El cantante excelente. Desde hacia mas o menos tres meses que sabíamos que se presentaría Edgar Oceransky en Cuernavaca y que daría un concierto, justo el primer día del ultimo mes. El primer concierto de este trovo al que acudimos en Cuernavaca había sido en septiembre y no se presento solo, sino con un trovo sinaloense (me parece) y uno local, y con un chorero jarocho chingón. En cuanto supe que volvería a Cuernavaca, pensé, le di vuelta una y otra vez a mi plan de decirle (otra vez) que se quedara conmigo. Yo iría de saco y sin corbata, claro. Pantalón de mezclilla. Zapato sin calcetín. Casual.
No sabia si hincarme a mitad de la canción, pararme e interrumpir el concierto haciéndome notar, pedirle al trovo nuestra canción (creo que si es nuestra o no cielo??) con la que seguramente la mayoría diría un “aaahh” en tono de burla, posiblemente llevaría algún regalo, posiblemente esa misma noche no hubiera regresado a su casa, pues su hermana menor me había concedido su mano en nombre y representación de su madre, todo con la idea de quedarse con lo que seria su nueva habitación, mas grande, con mucho mas espacio para su ropa, y sin la necesidad de dormir en compañía de su otra hermana.
Llevó su disco para que lo firmara el trovo de puño y letra. En cada choro que servia de intermedio entre canción y canción, pensaba si aventarme al ruedo, interrumpir la presentación, tomar el micrófono, y pedirle ahí mismo, que fuera de nueva cuenta, el que pudiera tomar de la mano, quien pudiera tener entre mis brazos, el que probara de nuevo sus labios y robarles un poco de aliento, quedarme con su delicioso olor después de perderme en su cuello, caminar tomados de la mano, y porque no, robármela de una buena vez. Aunque no tuviera un caballo blanco para robármela. Aunque no le soy muy agradable que digamos a su padre. Aunque por mucho tiempo fui “el traidor” para su madre. No fue para nada sencillo el conseguir de nueva cuenta su venia para pretender a su hija.
Ahora, después de ese concierto, de mi cumpleaños, del suyo, de constantes peleas que terminan afortunadamente con besos y abrazos antes de irme, de idas a comer, al cine, a cenar, al cine otra vez, de conciertos, de bares, de sus amigas y mis amigos, de llamadas a la media noche solo para decirle que no la quiero, sino que la adoro, de sentarnos en la banqueta y mirar como llueve, de películas chipilonas tirados en mi barra, de comida china que debo ir por ella cuando tiene hambre, de tilza, de sus hermanas, de su madre que mas que novio de su hija me toma como técnico de sus computadoras, de sus enojos pues no llego a tiempo, de sus jalones de orejas, de sus zapatillas que compre y que aun debo, aun después de todo esto y muchas cosas mas que hemos pasado, sigo pensando, como hacerle para interrumpir el concierto al que pensamos asistir el próximo mes de noviembre, total. Donde firmo?
Johnny.
Septiembre 7. 2007.
1 Comentarios:
!!!!Qué bonito¡¡¡¡¡ te amo.
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal