viernes, octubre 27, 2006

Crónicas XIV...

….Andaba de parranda.

Resulta ser que esa noche, después de tanto caminar, el grupo vio a lo lejos un pequeño pueblo. Se percataron que había música, juegos mecánicos, mucha gente e infinidad de olores y sabores en el aire. El poblado donde debía llegar la comitiva de feligreses estaba apenas a 30 minutos caminando, dos personas de ese grupo, decidió descansar un par de horas. Cruzaron la pequeña plaza de ese poblado, buscando un lugar donde refrescar la garganta y descansar sus polveados pies.

Buscaron la mejor mesa del lugar, la que daba exactamente al frente de la pequeña plaza, pidieron un par de cervezas a la bella muchacha que atendía el lugar, vieron como la gente paseaba feliz con su familia, disfrutaron de la música de ese pintoresco pueblo, pidieron un par de cervezas mas y vieron como poco a poco el grupo se alejaba. Uno de los dos, el hombre mas joven, se preocupo, dejando solo al hombre viejo, sin antes advertirle que los perderían sino se apuraban. El hombre viejo pidió un par de cervezas más, sin darle mayor importancia a lo expresado por el joven.

El joven alcanzo al grupo. Los demás preguntaron por el viejo, no sin antes recibir un regaño. El quería quedarse -le decía al grupo-, por mas que le advertí no quiso venir, estiro las piernas, se acomodo en la silla de metal y dio un largo trago a su botella.

El grupo de feligreses llego puntual a su destino. Oraron, festejaron al patrono de la entidad, comieron y bebieron, felices de haber regresado como cada año a dar gracias por los favores recibidos, por el temporal y lo bueno de las cosechas, por la salud de cada uno y la de sus familiares, por haberlos protegido bajo su sagrado manto.

Al regresar, el pueblo donde había música y algarabía la noche anterior, estaba llena de basura, con poca gente en la plaza, y con los juegos mecánicos sin funcionar. El hombre joven busco el lugar donde había dejado a su acompañante. Pregunto a la persona que estaba barriendo el establecimiento, y este le dijo que la última persona en abandonar el lugar era su abuelo, que estuvo bebiendo mezcal toda la noche y parte de la madrugada. Pensó que posiblemente se había ido siguiéndolos después de haberse arrepentido de haberse separado del grupo. Pero al regresar a su comunidad nadie mas supo de el.

Al pasar de los años, siete para ser exactos, el joven volvió al grupo de feligreses al santuario, que como cada año regresaban a dar gracias por las bendiciones y favores recibidos. El joven caminaba pensando que habría sido de su acompañante, el mismo que años antes se separo junto con el del grupo. Cabe decir que los familiares del viejo, invirtieron tiempo y esfuerzo preguntando y buscando hasta debajo de las piedras sin una respuesta favorable. La caravana de feligreses paso cerca de un poblado del cual se escuchaba música y fuegos artificiales. Cansado, y con la boca seca, el joven decidió en pasar al pueblo a refrescar su garganta y descansar un poco, pensando que en ese mismo poblado, hace siete años, se había perdido el viejo al que acompaño a descansar y beber un par de cervezas.

El pueblo, curiosamente se encontraba de fiesta, las calles estaban arregladas con papeles multicolores y serpentinas, muchos establecimientos vendiendo comida, aguas frutales, recuerdos hechos de papel mache, mezcal con gusano, globos, pan. Sobre el kiosco una banda de viento tocando canciones de la región, al fondo una improvisada cantina donde, se encontraba el viejo, el mismo que se separo del grupo y que hacia siete años no veía el joven. Sorprendido, el joven se acerco a el, preguntándole que había hecho todo ese tiempo que desapareció, le dijo que lo buscaron por mar y tierra, que sus hijos habían crecido, que su esposa le lloro muchas noches, que su compadre había muerto tres años antes, y muchas noticias ocurridas en el tiempo que se ausento.

El viejo con mirada perdida y con rictus de incredulidad ante las palabras del joven, dio un trago mas a su cerveza, lió un cigarrillo a mano, dio una palmada en el hombro del joven y dijo: no me he movido de aquí, estas cervezas son las mismas que me trajeron hace media hora que te fuiste. La banda no ha dejado de tocar y este es el mejor lugar para disfrutar de la música y de las bellas mujeres que pasan.

Johnny.
Octubre 27, 2006.

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