jueves, agosto 13, 2009

Crónicas XXI...

Antes de dormir.

Te lo cuento de nuevo? Ya eres mía. Mi familia. Mi mujer. Mi compañera. Mi sensei. Mi gurú. Mi guía. Mía, y de nadie más. Deja que el mundo afuera se caiga de nuevo. Tus problemas, son míos también. Tus alegrías. Tus enojos. Tus preocupaciones. Tus dolores de cabeza. Tu mal humor y tus sueños a la hora de dormir.

Te lo digo otra vez? No existe mejor fin de semana que tirados viendo películas. Con un gran tazón de palomitas. Con cerveza y jugo de arándano. Con películas francesas malísimas. Con pizza al alcance del teléfono. En sandalias. En short. Con playeras moradas idénticas.

Te lo dije antes? Lo mejor del día es a la hora de dormir. Después de bañarnos. Fresquecitos y oliendo a bonito. Después, abrazarnos debajo de las sabanas buscando el calor de los dos. Sentir tu nariz fría cuando busca mi loción en el pecho. Escuchar esos sonidos graciosos cuando buscas la mejor posición para dormir.

Ya no me escuchas? Bueno, no importa si no me escuchaste. Mañana te lo vuelvo a repetir. O pasado mañana. O el siguiente mes. Solo quiero decir que te amo. Duerme tranquila. Hasta mañana.


Johnny.
Julio 22, 2009.

Crónicas XX...

Cama para dos.

Tengo una mujer en mi cama, y no importa si ronca o si babea la almohada. En ocasiones me regaña pues no tengo ganas de dormir o simplemente porque me muevo mucho al acostarme. Me gusta molestarla cuando no tengo sueño, le cuento chistes, una historia de terror, le recuerdo si la alarma esta lista para el siguiente día, repasamos la lista del súper, o los pendientes de la semana mientras me abraza como si fuera su almohada.

Esto dura hasta que uno de los dos tiene calor y se mueve para que una pequeña brisa refresque el ambiente. Ocurre varias veces que un pequeño vampiro se cuela entre el sueños de los dos. De madrugada. Cuando el calor de su cuerpo esta riquísimo y cuesta mucho levantar los parpados. Como no tenemos lámparas con focos tenues, debo prender la luz de la habitación, es ahí cuando sin querer, hago que se despierte, y con un leve gruñido hace manifiesto su descontento, pues interrumpí su sueño. Y esto es inconsciente pues hago el menor ruido posible y trato que no sienta que acabo de levantarme de la cama. Después de darle un puntapié en el trasero al mosquito, vuelvo al lado que me corresponde de la cama.

Hoy, a 7 meses de decidir que queríamos compartir el resto de nuestras vidas, no encuentro mejor manera de iniciar el día. En la cama de los dos, una sonrisa, y un “buenos días” al amanecer.

Johnny.
Junio 26, 2009.